El buenrollismo como desmovilizador

Empieza a molestarme el tufillo de ‘buenrollismo’ que desprenden algunos acontecimientos e iniciativas porque creo que tienen un efecto desmovilizador mayor que el ‘contagio de confianza’ que pretenden justificar y un enfoque de ‘derivación de responsabilidades’ hacia la gente común, personas como tú y yo. Probablemente haya quien me tache de pesimista; qué se le va a hacer! hay opiniones para todo los gustos y sabores 😉

Lo digo alto y claro, no me gusta la nueva iniciativa de marketing millonario y buenrollista que han lanzado las que se dicen ‘las principales empresas de España’ con un coste de 4 millones de euros y la intención de arreglar la situación que vivimos ahora, “una de las mayores crisis de nuestra historia reciente”. Aunque no aclaran quécomoyentrequiénes , sin embargo, lo que sí se percibe es un intento descarado de derivar la responsabilidad hacia la gente como tú o como yo. La moraleja resulta aplastante: si seguimos en esta situación es porque tú, tú y también tú desconfiais del mercado y contribuis a retraer las posibilidades de recuperación, al no consumir más y al no impulsar iniciativas ’emprendedoras’ que os aporten vuestro propio trabajo.

Claro que toda crisis encierra en sí mismo una oportunidad para innovar y crear; y claro que hace falta un cambio de actitud y de orientación del modelo productivo. Ahora bien, me repateaque quienes se han lucrado con su actitud irresponsable y especuladora en la época de bonanza económica pretendan ahora dirigir a la sociedad hacia el cambio de valores que actúen de palanca para la recuperación de la confianza desaparecida con la crisis

¿Y por qué no empiezan asumiendo su propia responsabilidad en esta situación y dando un giro en las condiciones laborales y políticas empresariales que siguen ellas mismas?

Podrían comprometerse, por ejemplo:

a no volver a actuar de manera especulativa ni a alimentar la aparición de nuevas burbujas, a dignificar las condiciones laborales de sus personas empleadas, a aplicar planes de igualdad en sus respectivas empresas, a respetar los derechos humanos en aquellos países a dónde les llevan sus ‘deslocalizaciones’, a cumplir con la normativa de sostenibilidad medioambiental, a impulsar la aprobación de un impuesto sobre el flujo internacional de capitales, a no aprovecharse de las desigualdades estructurales para hacer negocio incrementando sus beneficios, o mismamente podrían empezar exigiendo el cambio en la representación de la patronal …

Esto sí sería un mensaje inspirador de confianza de que, al menos, la futura crisis no será por los mismos motivos que la actual.

Y si además abandonasen la inercia de pensar sólo en masculino y apostasen firmemente por considerer ‘de facto’ que la población la componemos hombres y mujeres, ya sería espectacularmente multiplicador el mensaje de confianza y cambio que estarían transmitiendo.